sábado, 28 de julio de 2012

PALABRAS PARA LUCA



1

Luca,
ahora,  por ejemplo, es noviembre,
subida primavera.
No importan Colón ni Buenos Aires,
porque viajas por el sagrado espacio
del vientre materno.

Aunque no lo sabes,
eres como un fruto rosado
en busca paciente  de tu luz.

No te apresures, vendrás con el verano aún
y hasta puede que otoño.
Mientras tanto, el vientre de Sabrina
crecerá, crecerá orgulloso
y tu padre te palpará por fuera
viviendo tu promesa.

Por aquí, en la tierra,
hay hombres y mujeres que esperan por ti
y desde hoy,  Luca le han puesto
a sus sonrisas.



2

Luca,
ayer he visto tu fotografía primera,
ésa que te muestra creciendo
en el seno materno
y chupándote el dedo entonces
para que después no lo repitas,
cuando la vida o algunos vivos
te pongan a prueba.

Y eras todo movimiento: los brazos,
la cabeza, el cuerpo entero.
Si hasta parecía que sonreías
como diciendo: ¡qué bello, este circuito!

Pasea, pasea felizmente por tu cielo primero,
que para marzo querrás gritar tierra
y convertirte como cada uno de nosotros,
como Sabrina y Damián, por sobre todos,
en un habitante nuevo del planeta,
un habitante único, irrepetible, el hombre
Luca Maxit Calvetti, el mismo
del precioso anticipo de ésa tu fotografía
tan íntima de noviembre.

 3

Luca, tal vez mañana escuches muchos besos y aplausos;
entre ellos los míos porque mañana iré a verte
y, sobre todo, a estar junto a vos,  tus padres y familia,
porque cumple años tu mamá, Sabrina, tu espacio sagrado,
tu refugio seguro y fiel depósito de tu ser creciendo.

Seguramente te adherirás con algunos golpecitos internos,
ésos que son como campanas, junto a los latidos, del viaje
que realizas, cada vez más cerca a la cuna dispuesta.

Allí estarás, mucho más sobresaliente que la torta y las velas,
apuntalando la panza de quien cumple los años,
por vez primera como mamá orgullosa, de vos precisamente.

También estarán –creo- tus dos primos, Manuel y Lucía,
los mismos a quienes fui escribiendo palabras como éstas
en viajes semejantes hacia la luz terrestre.

Pero, no te alteres. Sigue en paz tu camino hasta marzo.
Lo de mañana es como un anticipo: un aniversario
del nacimiento de mami y, al otro día, a la medianoche,
el de un Niño por quien festejan las campanas del mundo.

Hasta mañana, Luca.  Y no te apures que ha empezado el verano
y en verano será mamá Sabrina o tal vez otoño. Pero cuando sea,
escucharás los  besos y aplausos de tu alumbramiento.


4

Luca, en la mitad casi de enero
llegan nuevos datos.
¡Pesan un kilo setecientos
tus treinta y cinco centímetros!

El porvenir aguarda un hermoso niño,
no importa saber ahora de qué color
tus ojos, de qué tono tu voz.

Secretos que irán develando los días.
Algunos, después de tu nacimiento.

Mientras tanto, prosigue constante
tu viaje, sin ansiedad ninguna.

5
Luca, pasarán los años,
quedará esta noticia
de jueves, veinticuatro de febrero.
Como si fuera una cuestión de números,
estás en tu treinta y seis semana
y  es tu peso  tres kilos doscientos.

Tres, cuatro semanas más,
y saldrás al encuentro feliz
de la luz.


6

Luca, hoy es primero de marzo,
el mes anunciado para tu nacimiento.
Y el tiempo –ya sabrás qué es eso-
anda como adelantando
el amado otoño.

Todavía es verano, la estación
dorada del calor y las aguas.
El otoño, en cambio, la de la luz
traslúcida –ya verás- por las hojas.

Poco importan el verano, el otoño,
para lo que te esperamos,
sólo importás, Luca.

Luca,
el hijo de Sabrina y Damián,
el nieto, el sobrino,
o el primo de Manuel, Lucía.

7

¡Luca, has cumplido tu buena noticia!
Ahora los datos han dado la cara
y las fotos de Yamila muestran
tu nariz, tu amplia frente
y la boca de las mil posturas,
hasta la del llanto, si hasta me parece
que piensas y guardas silencio.
Ya vendrá la sonrisa, muchacho.

Lo bueno es nacer, poner a la aventura
de la vida oculta un fin, que es comienzo.

Este abuelo Alfredo te habla de lejos,
pero te siente cerca, muy cerca,
y ya te imagina correteando el patio;
primero, con los ojos, que el tiempo te sobra.



Apenas cuentan doce las horas de tu nacimiento.
Te cuidan Sabrina y Damián y te miman,
con los otros nombres, que irás agregando
-paulatinamente- a tu corazón.

¡Qué gracia tu llegada, varón hermoso!


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